Sin lugar a dudas, estamos viviendo tiempos difíciles para toda la humanidad, a nivel planetario, que repercuten en nuestra salud física, psicológica y mental.
Estábamos en un mundo conocido bajo una estructura que nos permitía movernos; llevábamos una dinámica para alcanzar nuestros sueños, viajar, divertirnos, estudiar, trabajar y vivir nuestros dramas de desamor, entre otros.
Y de repente sin que nos diéramos cuenta, hizo la aparición un enemigo invisible bien malvadito que llevo a la humanidad a un calabozo.
Imaginense, este malvadito invisible ha tenido el poder de quitarnos nuestra libertad, de aislarnos, de atemorizarnos, de dejarnos en la incertidumbre, nos obligo a cubrirnos la boca que nos impide respirar y nos lleno de desconfianza hacia el otro ser humano porque corremos el riesgo de contagiarnos, por lo que debemos respetar la sana distancia.
Esta terrible situación ha provocado que el ser humano se someta a ciertas medidas de sanidad, lo que le ha provocado miedo, ansiedad, estrés, desconfianza, incertidumbre, depresión. Este enemigo es invisible pero muy peligroso que amenaza incesantemente nuestra vida, tan terrible al grado de quitarnos la respiración y la vida misma. Además, quien se ha infectado debe vivir confinado y aislado; lejos de sus seres queridos, por miedo nadie se quiere acercar. La gente mayor sufre por esta situación, ellos requieren nuestra cercanía y afecto.
El ser humano es un ser social que para sobrevivir y desarrollarse necesita tener contacto con otro ser humano, para poder expresar sus ideas, pensamientos y emociones al poder abrazarse, besarse, acariciar y hablar.
El confinamiento y distanciamiento social afecta la salud psicológica y física del ser humano debido al miedo y al aislamiento que provocan decaimiento anímico, depresión, tristeza, irritación, ansiedad, etc.
Estas emociones reducen nuestras capacidades mentales y la capacidad de respuesta de nuestro sistema inmunológico; con lo cual nuestro organismo está a merced de cualquier enfermedad y que nos hagamos dependientes a los fármacos.
El distanciamiento social nos desconecta con los demás, debido a la desconfianza de ser contagiados por el otro. Esto provoca emociones de hostilidad, desconfianza que pueden llevar a conflictos interpersonales y sentimientos de desprotección. Sentirnos de esa manera nos convertimos en presas fáciles para ser manipulables, por haber perdido el control de uno mismo.
CÓMO RECUPERAR EL CONTROL
En primer lugar, no dejarnos apanicar por lo que se dice; debemos analizar todo lo que escuchamos. No creer todo lo que los medios y las personas dicen. Que a veces, por llamar la atención, les gusta exagerar y dramatizar. Es importante percibir con nuestros sentidos y tener nuestro propio criterio para definir hasta donde se exagera y hasta donde es real.
Los pensamientos no tienen que ser desalentadores, sino todo lo contrario deben ser de esperanza. En la vida todo pasa y esto que estamos viviendo también pasará y saber que siempre vendrá lo mejor.
En segundo lugar, decidir estar en movimiento para potenciar nuestro sistema inmunológico. Nutrirnos de manera adecuada, hacer caminatas en la medida que sea posible, tomar el sol que produce la vitamina D, hacer actividades en nuestra casa.
Todas estas actividades benefician al estado de ánimo y potencian al sistema inmunológico.
Disfrutar de la caminata y de tomar el sol. Caminar genera endorfinas que favorece al estado de ánimo y tomar el sol produce la melatonina que nos hace dormir profundamente y favorece un buen descanso y por ende nos sentimos bien emocionalmente.
Hay mucho que hacer en casa y sobre todo disfrutarla. ¿Qué se puede hacer? pintarla, repararla, sembrar y cuidar de las plantas y del jardín, limpiarla, reorganizarla. Además, da felicidad cuidar a las mascotas, convivir con la familia, los hijos, la pareja. Se pueden hacer muchas cosas estando confinado como bailar, escuchar música, leer, cocinar, etc. Nuestro hogar es nuestro terruño hay que hacerlo cómodo y disfrutarlo junto con nuestros seres queridos y mascotas.
Es bueno invertir el tiempo en ser productivos, creativos y aprender cosas nuevas, aunque estemos confinados, podemos trabajar y tomar cursos por internet. Es posible, distraernos al ver películas, documentales, juegos, sólo sin abusar, hay más cosas que hacer.
En tercer lugar, debemos recuperar la sensación de que no estamos solos, es el momento de apoyarnos y solidarizarnos con nuestra familia, vecinos y amigos.
Es importante recuperar la conexión con los demás. Al salir hay que saludar, sonreír y conversar (respetando la sana distancia).Además, por internet es posible comunicarnos con nuestros seres queridos por Skype, facebook, whatsapp, celulares, entre otros. No estamos solos cuando contamos con el apoyo recíproco de los demás y nos sentimos escuchados.
La sonrisa provoca buen humor y predispone a la conexión con los demás de forma natural. Con la sonrisa aceptamos a los demás y nos genera la sensación de sentirnos aceptados.
Practicar el buen humor es un buen remedio contra las enfermedades físicas y psicológicas que benefician al sistema inmunológico, por lo que hay que contar chistes, ver programas humorísticos. Reir y hacer reír.
Cuidarnos no está de más, incluso es imprescindible; seguir las normativas de la contingencia así como adaptarnos a los cambios.
Hoy y mañana; hay que tener calma, razonar, tener confianza, sonreír, caminar, nutrirnos, tomar el sol, disfrutar nuestra casa, invertir el tiempo en actividades productivas-creativas, no desconectarnos con las personas y tener buen ánimo.
Gracias por leer este artículo, me encuentro a sus órdenes.
Psc. Teresa de Jesús Avilés
Correo Electrónico: teresa.aviles@yahoo.com.mx
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